El Área de Educación Escolar es la articulación viva de las 11 obras escolares de la Compañía de Jesús en Chile. Estas 11 obras tienen distintas características.
Por un lado, están los 10 colegios y escuelas jesuitas. Hay 4 gratuitos: San Alberto y José Antonio Lecaros en Estación Central, la Escuela San Ignacio de Calera de Tango, y la Escuela San Ignacio de Loyola de Valparaíso. Estos colegios son sostenidos por la Fundación Educacional Loyola (FEL). También hay 6 colegios que cobran algún pago a las familias, sostenidos por 6 fundaciones educacionales independientes: San Luis en Antofagasta, San Ignacio Alonso Ovalle y San Ignacio El Bosque en Santiago, San Ignacio de Concepción, San Mateo en Osorno y San Francisco Javier en Puerto Montt.
Por otro lado, la onceava obra es la Red Educacional Ignaciana (REI), que busca ampliar y enriquecer la tradición educativa jesuita, vinculando a los 10 colegios y escuelas de la Compañía de Jesús con otros establecimientos compañeros en la misión. Hoy, estos colegios y escuelas compañeros en la misión -asociados a la tradición educativa jesuita, pero sostenidos por fundaciones y sociedades educacionales independientes- son: San Luis Beltrán en Pudahuel, Enrique Alvear en Cerro Navia, Instituto Padre Hurtado en Huechuraba, Nuestra Señora del Camino en La Reina, Padre Hurtado y Juanita de los Andes en Las Condes, y La Misión en Calera de Tango. La REI no es sostenedora de colegios, sino una red de colaboración, que hoy se focaliza en la formación de educadores y educadoras, y en el desarrollo del trabajo pastoral-formativo sobre la base de la identidad ignaciana compartida.
HISTORIA
Durante los años 60 y 70, la educación jesuita fue fuertemente influida por el Concilio Vaticano II (1962-1965), las Congregaciones Generales 31 y 32 de la Compañía de Jesús (1965- 1966 y 1975), y la Conferencia de los Obispos Latinoamericanos en Medellín (1968). Estos eventos implicaron fuertes cuestionamientos sobre el compromiso de la Iglesia (y la Compañía) con la justicia y la actualidad y eficacia de la educación confesional.
Por ello, el apostolado escolar jesuita experimentó revisiones. Estas se movían entre el abandono o la renovación de los colegios. En Chile, la carta Los Colegios –del Provincial José Aldunate S. J.– comunicó esta tensión universal después de la Congregación General 31 (1965-1966). Además, el contexto chileno presentaba poca estructura y lineamientos comunes. Más bien, había una cultura de atomización y, en síntesis, no había organización formal de un Área.
Como Superior General, Pedro Arrupe S.J. animó fuertemente la renovación de los colegios. En su visita a Chile en 1973, afirmó que la educación es uno de los mayores servicios que la Compañía presta a la humanidad. La renovación debía venir de reorientar los esfuerzos educativos en función del problema de la injusticia social. Esto hizo nacer los trabajos de verano y de fábrica, que en ese tiempo no existían. En el San Ignacio El Bosque, este impulso hizo nacer el sistema de arancel diferenciado (es decir, pago contingente al ingreso).
El Provincial Juan Ochagavía S.J. introdujo un primer germen de cambio institucional, que se fue desplegando en las siguientes etapas: estableció la figura del Delegado para la Educación Escolar; “Ochagavía lo creó”. El primero fue Patricio Cariola S.J., quien asumió en 1973 y fue apoyado por Ignacio Grez S.J.
Así, lentamente, comenzó a formarse lo que hoy reconocemos como Área de Educación Escolar.
Como Superior General, Pedro Arrupe S.J. animó fuertemente la renovación de los colegios. En su visita a Chile en 1973, afirmó que la educación es uno de los mayores servicios que la Compañía presta a la humanidad. La renovación debía venir de reorientar los esfuerzos educativos en función del problema de la injusticia social. Esto hizo nacer los trabajos de verano y de fábrica, que en ese tiempo no existían. En el San Ignacio El Bosque, este impulso hizo nacer el sistema de arancel diferenciado (es decir, pago contingente al ingreso).
El Provincial Juan Ochagavía S.J. introdujo un primer germen de cambio institucional, que se fue desplegando en las siguientes etapas: estableció la figura del Delegado para la Educación Escolar; “Ochagavía lo creó”. El primero fue Patricio Cariola S.J., quien asumió en 1973 y fue apoyado por Ignacio Grez S.J.
Así, lentamente, comenzó a formarse lo que hoy reconocemos como Área de Educación Escolar.
VISIÓN
Soñamos que cada estudiante en un colegio o escuela vinculada a la Compañía de Jesús crece integralmente hacia la plenitud que Dios desea para él o ella, llegando a ser agente solidario de cambio y servicio en el nuevo Chile y la nueva iglesia que se están gestando.
Para acompañarle, soñamos con educadores y educadoras con profundidad humana, altas expectativas del aprendizaje de sus estudiantes, competencia técnica y profesional, y que se sienten involucrados e involucradas en la construcción del Reino de Dios en su respectivo contexto.
Soñamos que esto ocurre en colegios y escuelas que encarnan una educación ignaciana, inclusiva y de calidad en este tiempo de transformación sociocultural, conjugando excelencia académica con una profunda formación espiritual y socio-afectiva, en ambientes sanos para el desarrollo de las personas y en vínculo con la iglesia y otras comunidades locales.
Para lograrlo, soñamos con una red de escuelas y colegios jesuitas y compañeros en la misión que colaboran sobre la base de la identidad ignaciana compartida. Imaginamos que esta articulación solidaria de comunidades escolares en diversos contextos geográficos y socioeconómicos es una buena noticia en medio de un país y un continente tan segregados, que se vincula con otras redes –públicas y privadas– para aprender con ellas e incidir juntas por el bien común.
PLAN ESTRATÉGICO
El Plan Estratégico busca orientar los esfuerzos y acciones del Área de Educación Escolar y sus 11 obras para el periodo 2021-2026. Se espera (a) potenciar la colaboración y sinergia entre los 10 colegios y escuelas jesuitas (que por mucho tiempo trabajaron casi autónomamente, y durante la última década se han empezado a articular cada vez más entre sí), así como (b) fortalecer la REI, sin que eso signifique descuidar la diferencia entre el rol sostenedor de la Compañía de Jesús con sus 10 establecimientos y el rol de liderar una red con colegios y escuelas vinculados a la Compañía de Jesús, pero que no están bajo su responsabilidad.